Sunday, August 12, 2007


Siempre aparece otro y dice eso que uno creía inexistente fuera de sí...
cubitos cajas chinas, esperanza de semejantes y desilusión de especialidades.

“Y es que siempre que sabe que él vendrá, es imposible ignorar la incertidumbre del encuentro, que va dando señales en su cuerpo, y complejos pensamientos en su cabeza.
Porque si bien ella posee la certeza absoluta de que el encuentro será otra vez risa y cosquillas y mirarse largos minutos en silencio o con palabras, sabe igualmente que él se irá, y ella quedará nuevamente sumida en la incertidumbre que produce el no ver, el no tocar, y todos aquellos detalles que finalmente construyen realidades instantáneas o permanentes.”




Saturday, August 11, 2007


Ansiedad verbórrea

Cuándo dejaría de hacerse siempre las mismas preguntas, ver al mundo bajo la misma aureola de luz cenital, con sombras descontroladas. Y la ansiedad le carcomía las venas, preguntándose en cada segundo, mientras exhalaba desechos de oxígeno, cuándo cuándo, llegará el momento de cambiar el estado, el mood del momento, poder pasar a otro escalón, como cambiar de canal, cuándo se terminará la fase de transición cuándo llegaré a algún lugar y podré saber que estoy en alguna coordenada vagamente familiar, que remita a algo del pasado lineal, conocer algún truco para avanzar cual Mario Bross por entre las tortugas voladoras y saltarle arriba a todos los honguitos venenosos.

En tal caso quería saber cómo era que funcionaba la maquinita personal de perfección de los sentimientos, de percepción de los días nublados, de las noches, y en general de cada una de sus vidas. Las veía pasar por entre las nubes de todos los cielos, caminaba mirando para arriba porque en lo más hondo de su cursilería incurable y el mal gusto por las cuestiones de estos estilos, esperaba que un día, mientras miraba atenta y deseosa, el cielo le haría una mueca, una gracia, y pasaría algo inesperado, porque ella miraba con plena incertidumbre, llena de deseos que no esperaba que se cumplieran, no sabía cómo sería, no veía la forma racional de que una parte de lo que deseaba se convirtiera en realidad, pero también podía ser que sus ojos estuviesen ridículamente intoxicados de pesimismo viciado, vahos de pool al alba. Ay, cuánta meditación al pedo, y autopreguntas con respuestas todas contradictorias entre sí.

Había que saltar allá, meterse en las profundidades tenebrosas, hacer esto aquello patatín patatán, pero faltaban siempre las malditas herramientas, que podría traducirse fácilmente fuera de la metáfora, como experiencia, esa noción clara del pasado que se repite y entonces saber la película, o tener ideas perceptivas, las corazonadas, y que algo sea como uno espera, sino siempre es ir derecho por acá y que salgan de las puertas del corredor voces continuamente, flechas y señales, que cambian la dirección, y hay que improvisar de una manera absoluta, completamente irreversible.

De todas maneras, en una ola de optimismo, hay que reconocer que el ser humano se acostumbra a todo, a esto también, si mañana hay que hacer de asesina serial, y bueno, dame el chumbo y dale que va, cuesta al principio, pero después se vuelve un mecanismo cualquiera. Qué fácil sería. Mi chip no puede hacer eso, es muy probable que por eso mismo tarde en acostumbrarme, intentar aprender todo el tiempo es inevitable, siempre caen más manzanas de los árboles, y más gotas del cielo, y más segundos en el zumbido del violonchelo, ronroneando con el mentón apuntando al suelo, el ceño fruncido y los ojos clavados en la pared que está enfrente, con insistencia invencible, un paso siempre le sigue al otro, sucesión. Terremoto, cuándo se detendrá, hasta dónde.

Manía de calcularlo todo, sería tanto mejor acostumbrarse a improvisar, recuperar la sensibilidad del tiempo, de sentir cómo pasa debajo de estos pies, cómo se escurre de tal manera que es imprescindible agarrar a cada uno de los dedos y mirarlo a los ojos, reconocerse ya y actuar en consecuencia, el tiempo es algo imbatible. Sería bueno convertirme en una aduanera de cada uno, tan solo para mantener el registro, para no olvidarme, a veces se me hace muy difícil seguir las canicas rodantes hacia el hoyo con bordes, ese que lo que entra no se le escapa, un hoyo bien hecho, con fondo y bordes arriba, una interrupción en la superficie, ese agujero que podría ser un pasaje hacia otra superficie, pero no, es un hoyo, tiene un fondo que no da a ningún lado más que al fondo, desde donde se pueden ver las caras de los entusiasmados que entran creyendo que es un túnel hacia otro lado. Sin embargo ese otro lado es el fondo mismo del hoyo, que ya es otro lugar lejos y en otra dimensión diferente a la de la salida. Es una entrada con otra pared al final, un refugio cerrado, una finalidad en sí mismo.

Muy oriental, yo tengo un escritorio grande que tiene abajo un lugar realmente espacioso, como para poner las piernas, pero es todo cerrado. Ahí entro cruzada de piernas tipo indio, y es como un escondite refugio, igual que un hoyo, estar ahí adentro me hace sentir segura, como adentro de una placenta, miro para afuera y me siento incrustada en la pared, desde el incógnito, espiando. Es como estar en uno de esos hoyos, recluirse en uno, pero verdaderamente desde uno, un uno ensimismado, en estado pleno de concentración en el ombligo, o hacia afuera, pero con cañones apuntando todos en una dirección que no puede torcerse. Esos hoyos resultan mágicos, una suerte de aleph, o de ojeras de caballos mateo, para que no se distraigan con los autos que les pasan a los costados, uno ve para un solo lado.

Y allá va, tan tremendamente concentrado en sí mismo que no advierte que en verdad está pensando en todo el universo, porque eso es cada uno, ya sabemos, una reproducción en miniatura de todo el universo, pensar en lo uno es pensar en el todo, cuando realmente se piensa en el uno como totalidad. Conocer realmente una cosa es como conocer todas las cosas de esa misma especie. La esencia parece que es una sola. Conocerse resulta una tarea milenaria porque de alguna manera se conoce a toda la gente una vez que se llega a ese senith. Digo que el camino para conocerse es conociendo a otros, por contraste tal vez, por empatías...?

Bueno, y volviendo a lo de antes, esperar el tajo celestial, que venga que vaya, hablar con palabras de tantos significados hasta que el conjunto se torne siempre raro, y finalmente la forma de abrirlo todo, de hacer un lazo grueso, de construir una certidumbre, es desanudar de a poco, deshacer la trenza y volverla a armar. Tal vez sea eso que hay en el medio, para entender la totalidad. Se palpan los extremos, y los medios son una incógnita con forma de escondite. Entre tanto entre medio, entre tiempo, cuándo no hay tiempo? qué es la ausencia del tiempo, metafísica esa pausa del silencio, destiempo destemplado destierro desdentado. Las intenciones finales, por qué lo haces, a dónde vas, qué querés de mí, para dónde vas, de dónde venís, quién sos, dame, no me des, preguntate, no me preguntes, sentate, parate, dejame hacer esto y aquello, decí que sí, amor violento, violentar al objeto de conocimiento, abrirle una puerta aunque sea de prepo para después hacerse amigo, hacerse amante hacerse lector y orador, comerse una manzana y no pensar en nada más que el rojo de la cáscara que va despareciendo y entonces que cesen de una vez por todas las preguntas, lo que dure comer esa manzana si fuera posible.

Las palabras son este marco limitador y multiplicador de fuerzas, si saco las palabras queda algo tan simple, predecible y por eso humano.

Qué espero cuando digo esto que siento, qué espera la otra orilla? Dice que nada pero no imagino no esperar nada, si así fuera, no estaría todo dentro de lo esperable, cualquier reacción, de lo desesperable?

¿Qué más hay que pedir? hm, las extrañas amenazas, las percepciones dudosas, mi egoísmo declarado y allá mi incomprensión, oigo no escucho, escucho pero con los ojos, es que no era así, no? no, asá, asasú, asasí sí. Aplausos, reacia como queso podrido que agarrás de la heladera y lo comés porque lo compraste ayer, pero te lo vendieron reprodrido, te das cuenta después porque sentís la leve sensación de que el vómito será inminente.

Sería tan estúpidamente capaz de quedarme acá para seguir huyendo de la soledad? podría haber un encuentro en el que no sintiera arrogancia ni petulancia? sería bueno llegar a un lugar en donde yo no me defendiera más ni me sintiese amenazada en ningún sentido, porque sino siempre es buscar sentirse superior en algún lado que no tiene importancia, que no viene a cuento, aunque a las personas siempre les importe, podríamos hablar de eso, stupid girl. Dont believe in anything that you cant waste.

La vida seria y responsable, quisiera alcanzar a tomarle el gusto, acaso el encanto, el deleite y hasta la emoción... podría ser más ligero si me transformase en activa, y revolviera un rato más, algo así, en medio de este divague de ideas como hilos separados uno del otro todos de todos. Como una antena parabólica activa, más lejos del observador, un poco más cerca de lo que hay en la punta de mis dedos y de mi nariz. Ser una gimnasta de la percepción de los discursos adentro de las personas, emitidos a fuerza de voz o susurro.