Saturday, August 12, 2006

Al-tón-pi-ru-le-ro


Es todo de mentiritas, todos juegos diferentes, no existe una realidad unificadora. Así cuando uno deja de jugar el juego todo el castillo de naipes se derrumba. A veces uno quiere pero no puede dejar de jugar algún juego. Pero no hay nada que exista por sí mismo, entonces pienso en todas las canciones, las novelas, las historietas, las películas, cada uno de los hechos de la vida cotidiana, dependen de que uno se someta al juego. De cada uno de los sentimientos y reacciones que se correspondan con ese juego, juegos de lenguaje y de actitudes, de respuestas. Los sentimientos son reales, existen, pero son también parte del juego, demuestran que estamos jugando a este juego y no al otro.

Si queremos vivir en otra época se puede, más adelante o más atrás, se puede viajar a Marte, formar una familia y hasta hacerse pis en la cama. Y todos son juegos, el grado de realidad que le doy no depende de la experiencia vivida en grados de realidad para los otros sino para mí. De cuánto me crea ese juego, nada más. Juego suena a mentira, a simulado, pero cuando los niños juegan se creen su juego, para eso se juega, para inventar algo que solo no pasa, por si solo no se ve ni aparece, hay que querer verlo, que aparezca, vivirlo, y se vive y aparece, como la magia. Es real si uno quiere que sea real, o sino, sabe que es un truco. Peter Pan quiso helado y helado tuvo, del vapor de las cacerolas vacías imaginó pollos y pollos aparecieron.
Pero lo fáctico es nebuloso en terrenos sensibles, una línea que se desdibuja todo el tiempo,
solo existe el deseo de jugar a ciertos juegos, de la galera salen conejos, como caminar en el aire, sin pensar que el aire va a ser tan malo como para permitir que aparezca la gravedad, entonces uno sigue caminando, supongo que es igual que Jesús caminando sobre el agua, con su fe ciega pero visionaria en que su padre no lo dejaría caer, así, pienso que en verdad no importa si ese padre existió alguna vez. En tal caso podría pensar que esto es demasiado omnipotente, pero no es cierto, porque para la mayoría de los juegos se necesitan otras personas. Todas las relaciones humanas son juegos. Jugamos a ser amigos? Jugamos a ser novios? Y cuando jugamos somos lo que dijimos que seríamos, y no es voluntario, los juegos se proponen pero dependen de la aceptación del otro, del convencimiento además, de querer jugar , y a qué.
Una persona puede haber tenido un compilado fabuloso de juegos extraños, sucesos, relaciones afectivas, odiosas, intrincadas, etc, o no, tal vez en toda una vida existan uno o dos juegos, pero es inevitable, no se puede vivir sin inventar algún juego, somos apóstoles de la creatividad, de inventar, imaginar, ver lo que no existe, resignificar el silencio para decir que es la voz de los fantasmas.

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